A muchos (probablemente a todos) ha sorprendido el resultado
de “Podemos” en las elecciones europeas.
Sorpresas aparte, creo que merece la pena analizar lo
sucedido, intentar comprenderlo y extraer lecciones prácticas… que alguna habrá
sin duda.
Y para ello es imprescindible una aproximación a este “movimiento”,
“partido”, “organización” o lo que quiera que sea… pues parece que aún hay
mucho por definir al respecto.
Con ese interés asistí el otro día a la tercera asamblea del
“círculo” de Podemos en Tarragona, que reunió entre 300 y 400 personas (según
mis cálculos y a falta de cifras oficiales en el acta).
El orden del día daba a entender que el objeto del encuentro no era otro que la creación de nuevos “círculos” municipales, lo que sin duda debe leerse como el inicio de la carrera de Podemos hacia las municipales. Personalmente esa metodología de círculos abiertos me parece una excelente forma de poner en contacto a personas con los mismos intereses, que residen en la misma zona y que de no ser por encuentros de este tipo tal vez no tendrían oportunidad de conocerse... Y ello resulta de especial interés en zonas donde la izquierda no ha sido capaz de formar listas electorales a nivel municipal.
Pero paralelamente a ese objetivo, la mayor parte del encuentro
consistió en una desordenada sucesión de
intervenciones de todo tipo… desde reconocimientos a los artífices del trabajo
realizado hasta las europeas, preguntas sobre el “ideario”, preguntas sobre un
programa aún por elaborar, expresión de “deseos” de todo tipo, propuestas de
canalización de actuaciones, establecimiento de contactos entre simpatizantes del
mismo territorio, consultas sobre el modo de crear un “círculo”, etc…
Mucha gente no pudimos participar con nuestras preguntas u
opiniones en una asamblea cuya dimensión dificultaba la participación de todos…
tal vez por eso (además del objetivo de abrir camino hacia las municipales) se
promovió la creación de círculos más pequeños.
Pero ¿qué es un círculo?
No seré yo quien los defina, para no equivocarme
básicamente, y porqué están descritos en la web de Podemos en http://podemos.info/circulos/
A groso modo, se trata de asambleas abiertas, con vocación
de continuidad, unas de carácter territorial (provincial, comarcal, local o de
barrio) y otras de carácter sectorial (por ámbitos de interés… desempleados,
ecología, pensionistas, discapacidad, LGTB, educación, sindicalistas,…).
Esa doble estructura organizativa y de participación me
resulta tremendamente familiar ya que, aunque difiere de la de la mayoría de
partidos, se asemeja mucho a la estructura territorial y por sector de
actividad que tienen los sindicatos.
En el caso de los sindicatos, cada trabajador está
necesariamente adscrito a una empresa y a un centro de trabajo, lo que
determina su pertenencia simultánea a una agrupación sectorial en función de la
actividad de la empresa y a una agrupación territorial en función de la
ubicación geográfica de su centro de trabajo.
Los que conocemos de cerca el funcionamiento de los procesos
congresuales y de toma de decisiones en las organizaciones sindicales “sufrimos”
constantemente las consecuencias de la complejidad de esa doble estructura que,
si bien es terriblemente farragosa, creo que es la única que se ha inventado y,
probablemente, la única posible que garantiza la representatividad de toda la
afiliación en la toma de decisiones.
Pero el caso de podemos es (o va a ser) más complejo si
cabe, ya que en este caso un simpatizante puede pertenecer a varios círculos
sectoriales además del círculo territorial más próximo.
Los que me conocen saben que soy terriblemente cuadriculado
y organizado… por lo que podrán imaginarse lo que pasaba por mi cabeza durante
el encuentro… Tenía muchas ganas de poner el dedo en la llaga y preguntar “¿y
cómo diantre vais a organizar eso?”… pero el aluvión de preguntas me impidió
participar… por lo que me decidí a realizar algunas reflexiones por escrito a
través de este post.
Círculos concéntricos
La primera pregunta que me viene a la cabeza es si los
círculos son concéntricos… es decir, si estamos ante una estructura jerárquica.
Durante la charla, a los “portavoces” o “coordinadores” (no
me quedó muy claro el “cargo”) se les escapó que habían asistido a un encuentro
en Madrid como representantes del círculo de Tarragona… Y no me quedó claro
quienes habían asistido a ese encuentro, ni como habían sido designados para
ello, ni en representación de quienes fueron, ni cuantos representantes de
otros círculos asistieron a Madrid, ni cuantos eran en total, ni cuantos
asistentes iban por cada círculo, ni como se decidía el “peso” de cada círculo
para establecer los representantes de cada uno.
Sólo se me ocurren tres fórmulas posibles:
1)
La
fórmula “vamos todos”, que imagino consistiría en que los simpatizantes
cojan la mochila y se vayan a Madrid a una asamblea del “círculo estatal”, lo
que supone la dificultad de encontrar un espacio suficientemente grande para el evento, la
imposibilidad de sufragar los gastos de desplazamiento, la evidente
penalización a los asistentes más alejados del lugar de realización del
encuentro y la imposibilidad de articular un debate entre iguales con un
elevado número de asistentes.
2)
La
fórmula “tradicional”, que no es otra que la que se viene usando en otros partidos
políticos y en las organizaciones sindicales, consistente en la realización de
asambleas previas a nivel local donde se designan “delegados” que asisten a la asamblea
de nivel superior, en un número fijado de delegados en función del “peso” en la
organización de cada asamblea local. La dificultad de este modelo reside por un
lado en que “es el modelo de siempre” y Podemos presume de querer hacer las
cosas de otro modo… y por otro lado resulta imposible cuantificar el peso de
una asamblea o círculo local cuando no existen “afiliados” o “cotizantes” que
permitan establecer la importancia de cada organización en comparación con la
de al lado… Y finalmente, aunque fuera posible cuantificar eso y establecer los
delegados que corresponde designar a cada círculo, dada la obvia limitación de
delegados a elegir, nos encontraríamos ante el típico problema de que las
asambleas o círculos pequeños no tendrían representación directa en la asamblea
estatal o, en el caso que se quisiera que todas las organizaciones tuvieran representación
directa, las grandes deberían renunciar a buena parte de los delegados que les
corresponderían aritméticamente para posibilitar la participación de las
pequeñas… y eso, en la práctica, implica que los votos de las circunscripciones
pequeñas tienen más peso que los de las grandes… justamente lo que se critica del
sistema electoral actual.
3)
La
fórmula “tecnológica”, que consistiría en votar todos (un hombre o mujer,
un voto) a través de sistemas tecnológicos, realizando los encuentros por
videoconferencia y con voto electrónico…. Esto no resuelve el problema de la
organización del debate, pero sí el de la toma de decisiones, aunque para tener
acceso al voto se requeriría obviamente una “credencial” que sólo se puede
conceder a personas “registradas” (llámale “afiliados”), tanto si cotizan como
si no lo hacen… lo que nos lleva de nuevo a la necesidad de diferenciar al “militante”
del “asistente a una reunión” y a romper el sistema “abierto” del que, hasta
ahora, se presume.
Sin duda este es uno de los retos más importantes para
Podemos a nivel organizativo, si no quiere acabar siendo un partido más y
pretende demostrar que otro modo de organización es posible.
Personalmente los “círculos” abiertos, como decía antes, me
parecen una excelente forma de conectar a las personas, especialmente de cara a
formar listas para las elecciones municipales, pero tengo serias dudas sobre la
viabilidad del modelo en el funcionamiento ordinario de la organización una vez
exista un programa que cumplir, cuya ejecución no puede someterse al capricho
de cada asamblea en cada momento.
Por otro lado, en una organización para la que la
participación es una seña de identidad, la subdivisión en círculos pequeños que
faciliten la participación es fundamental… pero esa atomización de la
organización lleva aparejada necesariamente una tremenda dificultad a la hora
de “subir hacía arriba” en la toma de decisiones.
Del movimiento social a la
organización política
Oyendo a los asistentes al encuentro de Tarragona tuve la
convicción de que buena parte de ellos todavía no habían entendido que estaban
en un partido político.
Algunos preguntaban “¿ y como lo vais a hacer ?” (en segunda
persona del plural), a lo que uno de los “portavoces” respondió “gobernando !”…
Sólo le faltó indicar las dos condiciones previas: ganar las elecciones en
tantos ámbitos como sea posible y disponer de candidaturas en todos esos
ámbitos para poder aspirar a esa posibilidad.
Curiosamente, aunque el motivo principal del encuentro era
constituir círculos municipales, en ningún momento se comentó si el objetivo de
esos círculos eran constituir listas para las elecciones municipales de 2015,
por lo que al acabar la reunión (momento en que los “coordinadores” de esos
nuevos círculos se distribuyeron por la sala para que los asistentes pudieran
contactar con ellos) la mayoría de los asistentes salió por la puerta sin
detenerse a decirle al responsable de su círculo de proximidad aquello de “aquí
estoy yo para lo que haga falta”…
Por otra parte aprecié muchas ideas pero pocas voluntades de
“dar ese paso necesario” para dejar de ser un movimiento social y convertirse en
organización política.
Sobre las alianzas
En un momento del encuentro alguien recordó la necesidad de
mantener el contacto con los movimientos sociales, con el 15M, con las mareas,
con el movimiento vecinal y asociativo, con la Assemblea Nacional Catalana, con
los sindicatos…. y con la CUP…. Parece que el compañero no sabía que la CUP o
Podemos son un partido político y por tanto competidores en el juego electoral,
salvo candidaturas unitarias puntuales o acuerdos post-electorales….
La garantía de la pluralidad.
Creo que el concepto “un hombre o mujer, un voto” es
difícilmente compatible con un sistema de representación plural, en el que a
menudo hay que dar visibilidad a las minorías.
Por eso tal vez los sistemas de representación suelen acabar
con los sistemas asamblearios.
“Colocar” en los órganos de dirección o en las listas
electorales a personas representativas de la pluralidad de la organización
(hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, personas con alguna discapacidad, de los distintos círculos
geográficos y de los distintos círculos sectoriales) es un encaje de bolillos
de aquí te espero, con el que ya han topado las organizaciones “tradicionales”
y a las que Podemos acabará imitando irremediablemente, salvo que demuestre una gran imaginación
proponiendo un sorprendente y novedoso modelo organizativo.
Un hombre o mujer, un voto… o tres….
Comentaba antes que en las organizaciones sindicales los
afiliados tienen dos votos (uno por su organización sectorial y otro por su
territorio), pero en el caso de Podemos parece que la posibilidad de
adscripción a más de un círculo sectorial llevaría aparejada la posibilidad de
ejercer el voto desde más de un círculo de manera simultánea…. Algo que habrá
que resolver…
Los símbolos.
Otra cosa que me sorprendió gratamente es ver que el “merchandising”
funciona y que buena parte de los asistentes llevaban camisetas de Podemos.
Digo gratamente porque los símbolos facilitan la
identificación, la diferenciación y propician el sentimiento de pertenencia a
algo.
Celebro que algunos de los indignados del 15M, que se
rasgaban las vestiduras en las manifestaciones de las últimas huelgas generales
cuando veían las pancartas de los sindicatos y partidos políticos, hayan
entendido por fin que la pertenencia a un proyecto común es motivo de orgullo para
algunos…
¿ Qué sería de la marea verde sin las camisetas verdes, o de
la marea blanca sin las batas de los médicos ?….
Mientras los símbolos no sean “inultrajables”, creo que no
están tan mal… además de ser un fantástico soporte publicitario…
No somos ni de izquierdas, ni de
derechas… ¿ como UPyD ?
En un momento del encuentro alguien preguntó por la
ideología, a lo que una de las compañeras “portavoz” respondió que “no somos ni
de izquierdas ni de derechas… sólo queremos que nos devuelvan nuestros derechos”… (Ovación)...
Bueno… Si de lo que se trata es de diferenciarse de los
partidos tradicionales, podríamos empezar por no caer en las ambigüedades de
otras formaciones que no saben de izquierdas ni de derechas… Creo que la
política no puede ser ambidiestra…
Ya sé que a algunos jóvenes esto de las izquierdas y las
derechas les suena a la guerra civil… pero no estaría de más tener claro de qué
lado estamos… más que nada por si un círculo, en el libre ejercicio de su toma
de decisiones, decidiera ser de derechas mientras otro decidiera ser de
izquierdas…. Ello supondría que no hay un “Podemos” sino un “sálvese quien
pueda”, que no es exactamente lo mismo…
Cámbiate a ti mismo para cambiar el mundo.
Tuve la sensación de que buena parte de los asistentes se sentían satisfechos porque percibían un cambio social... aquello del "cámbiate a ti mismo para cambiar el mundo".
Lo que ocurre es que el problema del mundo no son sus ciudadanos, sino sus gobernantes... Y ello nos lleva a la necesidad de cambiarlos, cosa que no puede hacerse desde la abstención o desde el grito de "no me representan"... Lo siento... Discrepo con ese grito... Una cosa es decir "no me siento representado" y otra muy distinta decir que "no me representan", porque los que nos gobiernan "nos representan", nos guste o no, y no sólo eso, además toman decisiones que nos afectan.
Creo que los indignados que hoy se sienten representados por Podemos deben entender que "el cambio" pasa por conseguir que esa nueva "mayoría social" se convierta en "mayoría política", desterrando las viejas formas de hacer política... Y esto implica organización, implicación y "entrar en el juego", aunque no nos gusten sus reglas, ya que es la única forma pacífica de cambiarlas.
Seguro que me quedan muchas cosas en el tintero, pero como resumen de mis primeras sensaciones creo que es suficiente.
Lo que ocurre es que el problema del mundo no son sus ciudadanos, sino sus gobernantes... Y ello nos lleva a la necesidad de cambiarlos, cosa que no puede hacerse desde la abstención o desde el grito de "no me representan"... Lo siento... Discrepo con ese grito... Una cosa es decir "no me siento representado" y otra muy distinta decir que "no me representan", porque los que nos gobiernan "nos representan", nos guste o no, y no sólo eso, además toman decisiones que nos afectan.
Creo que los indignados que hoy se sienten representados por Podemos deben entender que "el cambio" pasa por conseguir que esa nueva "mayoría social" se convierta en "mayoría política", desterrando las viejas formas de hacer política... Y esto implica organización, implicación y "entrar en el juego", aunque no nos gusten sus reglas, ya que es la única forma pacífica de cambiarlas.
Seguro que me quedan muchas cosas en el tintero, pero como resumen de mis primeras sensaciones creo que es suficiente.
¿ Y ahora qué ?
A pesar de mi visión crítica, me he apuntado a un círculo
comarcal y espero asistir a su primera reunión en breve, para ver si encuentro otras
personas de mi municipio dispuestas o constituir alternativas políticas en
lugares donde las listas de izquierdas brillan por su ausencia…
¿Podremos? …
¿Podremos? …