sábado, 7 de junio de 2014

PODEMOS : La cuadratura del “Círculo”


A muchos (probablemente a todos) ha sorprendido el resultado de “Podemos” en las elecciones europeas.

Sorpresas aparte, creo que merece la pena analizar lo sucedido, intentar comprenderlo y extraer lecciones prácticas… que alguna habrá sin duda.

Y para ello es imprescindible una aproximación a este “movimiento”, “partido”, “organización” o lo que quiera que sea… pues parece que aún hay mucho por definir al respecto.

Con ese interés asistí el otro día a la tercera asamblea del “círculo” de Podemos en Tarragona, que reunió entre 300 y 400 personas (según mis cálculos y a falta de cifras oficiales en el acta).


El orden del día daba a entender que el objeto del encuentro no era otro que la creación de nuevos “círculos” municipales, lo que sin duda debe leerse como el inicio de la carrera de Podemos hacia las municipales. Personalmente esa metodología de círculos abiertos me parece una excelente forma de poner en contacto a personas con los mismos intereses, que residen en la misma zona  y que de no ser por encuentros de este tipo tal vez no tendrían oportunidad de conocerse... Y ello resulta de especial interés en zonas donde la izquierda no ha sido capaz de formar listas electorales a nivel municipal.

Pero paralelamente a ese objetivo, la mayor parte del encuentro  consistió en una desordenada sucesión de intervenciones de todo tipo… desde reconocimientos a los artífices del trabajo realizado hasta las europeas, preguntas sobre el “ideario”, preguntas sobre un programa aún por elaborar, expresión de “deseos” de todo tipo, propuestas de canalización de actuaciones, establecimiento de contactos entre simpatizantes del mismo territorio, consultas sobre el modo de crear un “círculo”, etc…

Mucha gente no pudimos participar con nuestras preguntas u opiniones en una asamblea cuya dimensión dificultaba la participación de todos… tal vez por eso (además del objetivo de abrir camino hacia las municipales) se promovió la creación de círculos más pequeños.

Pero ¿qué es un círculo?

No seré yo quien los defina, para no equivocarme básicamente, y porqué están descritos en la web de Podemos en http://podemos.info/circulos/

A groso modo, se trata de asambleas abiertas, con vocación de continuidad, unas de carácter territorial (provincial, comarcal, local o de barrio) y otras de carácter sectorial (por ámbitos de interés… desempleados, ecología, pensionistas, discapacidad, LGTB, educación, sindicalistas,…).

Esa doble estructura organizativa y de participación me resulta tremendamente familiar ya que, aunque difiere de la de la mayoría de partidos, se asemeja mucho a la estructura territorial y por sector de actividad que tienen los sindicatos.

En el caso de los sindicatos, cada trabajador está necesariamente adscrito a una empresa y a un centro de trabajo, lo que determina su pertenencia simultánea a una agrupación sectorial en función de la actividad de la empresa y a una agrupación territorial en función de la ubicación geográfica de su centro de trabajo.

Los que conocemos de cerca el funcionamiento de los procesos congresuales y de toma de decisiones en las organizaciones sindicales “sufrimos” constantemente las consecuencias de la complejidad de esa doble estructura que, si bien es terriblemente farragosa, creo que es la única que se ha inventado y, probablemente, la única posible que garantiza la representatividad de toda la afiliación en la toma de decisiones.

Pero el caso de podemos es (o va a ser) más complejo si cabe, ya que en este caso un simpatizante puede pertenecer a varios círculos sectoriales además del círculo territorial más próximo.

Los que me conocen saben que soy terriblemente cuadriculado y organizado… por lo que podrán imaginarse lo que pasaba por mi cabeza durante el encuentro… Tenía muchas ganas de poner el dedo en la llaga y preguntar “¿y cómo diantre vais a organizar eso?”… pero el aluvión de preguntas me impidió participar… por lo que me decidí a realizar algunas reflexiones por escrito a través de este post.

Círculos concéntricos

La primera pregunta que me viene a la cabeza es si los círculos son concéntricos… es decir, si estamos ante una estructura jerárquica.

Durante la charla, a los “portavoces” o “coordinadores” (no me quedó muy claro el “cargo”) se les escapó que habían asistido a un encuentro en Madrid como representantes del círculo de Tarragona… Y no me quedó claro quienes habían asistido a ese encuentro, ni como habían sido designados para ello, ni en representación de quienes fueron, ni cuantos representantes de otros círculos asistieron a Madrid, ni cuantos eran en total, ni cuantos asistentes iban por cada círculo, ni como se decidía el “peso” de cada círculo para establecer los representantes de cada uno.

Sólo se me ocurren tres fórmulas posibles:

1)      La fórmula “vamos todos”, que imagino consistiría en que los simpatizantes cojan la mochila y se vayan a Madrid a una asamblea del “círculo estatal”, lo que supone la dificultad de encontrar un espacio suficientemente grande para el evento, la imposibilidad de sufragar los gastos de desplazamiento, la evidente penalización a los asistentes más alejados del lugar de realización del encuentro y la imposibilidad de articular un debate entre iguales con un elevado número de asistentes.


2)      La fórmula “tradicional”, que no es otra que la que se viene usando en otros partidos políticos y en las organizaciones sindicales, consistente en la realización de asambleas previas a nivel local donde se designan “delegados” que asisten a la asamblea de nivel superior, en un número fijado de delegados en función del “peso” en la organización de cada asamblea local. La dificultad de este modelo reside por un lado en que “es el modelo de siempre” y Podemos presume de querer hacer las cosas de otro modo… y por otro lado resulta imposible cuantificar el peso de una asamblea o círculo local cuando no existen “afiliados” o “cotizantes” que permitan establecer la importancia de cada organización en comparación con la de al lado… Y finalmente, aunque fuera posible cuantificar eso y establecer los delegados que corresponde designar a cada círculo, dada la obvia limitación de delegados a elegir, nos encontraríamos ante el típico problema de que las asambleas o círculos pequeños no tendrían representación directa en la asamblea estatal o, en el caso que se quisiera que todas las organizaciones tuvieran representación directa, las grandes deberían renunciar a buena parte de los delegados que les corresponderían aritméticamente para posibilitar la participación de las pequeñas… y eso, en la práctica, implica que los votos de las circunscripciones pequeñas tienen más peso que los de las grandes… justamente lo que se critica del sistema electoral actual.

 

3)      La fórmula “tecnológica”, que consistiría en votar todos (un hombre o mujer, un voto) a través de sistemas tecnológicos, realizando los encuentros por videoconferencia y con voto electrónico…. Esto no resuelve el problema de la organización del debate, pero sí el de la toma de decisiones, aunque para tener acceso al voto se requeriría obviamente una “credencial” que sólo se puede conceder a personas “registradas” (llámale “afiliados”), tanto si cotizan como si no lo hacen… lo que nos lleva de nuevo a la necesidad de diferenciar al “militante” del “asistente a una reunión” y a romper el sistema “abierto” del que, hasta ahora, se presume.

 

Sin duda este es uno de los retos más importantes para Podemos a nivel organizativo, si no quiere acabar siendo un partido más y pretende demostrar que otro modo de organización es posible.

Personalmente los “círculos” abiertos, como decía antes, me parecen una excelente forma de conectar a las personas, especialmente de cara a formar listas para las elecciones municipales, pero tengo serias dudas sobre la viabilidad del modelo en el funcionamiento ordinario de la organización una vez exista un programa que cumplir, cuya ejecución no puede someterse al capricho de cada asamblea en cada momento.

Por otro lado, en una organización para la que la participación es una seña de identidad, la subdivisión en círculos pequeños que faciliten la participación es fundamental… pero esa atomización de la organización lleva aparejada necesariamente una tremenda dificultad a la hora de “subir hacía arriba” en la toma de decisiones.

Del movimiento social a la organización política

Oyendo a los asistentes al encuentro de Tarragona tuve la convicción de que buena parte de ellos todavía no habían entendido que estaban en un partido político.
 
Algunos preguntaban “¿ y como lo vais a hacer ?” (en segunda persona del plural), a lo que uno de los “portavoces” respondió “gobernando !”… Sólo le faltó indicar las dos condiciones previas: ganar las elecciones en tantos ámbitos como sea posible y disponer de candidaturas en todos esos ámbitos para poder aspirar a esa posibilidad.

Curiosamente, aunque el motivo principal del encuentro era constituir círculos municipales, en ningún momento se comentó si el objetivo de esos círculos eran constituir listas para las elecciones municipales de 2015, por lo que al acabar la reunión (momento en que los “coordinadores” de esos nuevos círculos se distribuyeron por la sala para que los asistentes pudieran contactar con ellos) la mayoría de los asistentes salió por la puerta sin detenerse a decirle al responsable de su círculo de proximidad aquello de “aquí estoy yo para lo que haga falta”…

Por otra parte aprecié muchas ideas pero pocas voluntades de “dar ese paso necesario” para dejar de ser un movimiento social y convertirse en organización política.

Sobre las alianzas

En un momento del encuentro alguien recordó la necesidad de mantener el contacto con los movimientos sociales, con el 15M, con las mareas, con el movimiento vecinal y asociativo, con la Assemblea Nacional Catalana, con los sindicatos…. y con la CUP…. Parece que el compañero no sabía que la CUP o Podemos son un partido político y por tanto competidores en el juego electoral, salvo candidaturas unitarias puntuales o acuerdos post-electorales….

La garantía de la pluralidad.

Creo que el concepto “un hombre o mujer, un voto” es difícilmente compatible con un sistema de representación plural, en el que a menudo hay que dar visibilidad a las minorías.

Por eso tal vez los sistemas de representación suelen acabar con los sistemas asamblearios.

“Colocar” en los órganos de dirección o en las listas electorales a personas representativas de la pluralidad de la organización (hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, personas con alguna discapacidad, de los distintos círculos geográficos y de los distintos círculos sectoriales) es un encaje de bolillos de aquí te espero, con el que ya han topado las organizaciones “tradicionales” y a las que Podemos acabará imitando irremediablemente, salvo que demuestre una gran imaginación proponiendo un sorprendente y novedoso modelo organizativo.

Un hombre o mujer, un voto… o tres….

Comentaba antes que en las organizaciones sindicales los afiliados tienen dos votos (uno por su organización sectorial y otro por su territorio), pero en el caso de Podemos parece que la posibilidad de adscripción a más de un círculo sectorial llevaría aparejada la posibilidad de ejercer el voto desde más de un círculo de manera simultánea…. Algo que habrá que resolver…

Los símbolos.

Otra cosa que me sorprendió gratamente es ver que el “merchandising” funciona y que buena parte de los asistentes llevaban camisetas de Podemos.

Digo gratamente porque los símbolos facilitan la identificación, la diferenciación y propician el sentimiento de pertenencia a algo.

Celebro que algunos de los indignados del 15M, que se rasgaban las vestiduras en las manifestaciones de las últimas huelgas generales cuando veían las pancartas de los sindicatos y partidos políticos, hayan entendido por fin que la pertenencia a un proyecto común es motivo de orgullo para algunos…

¿ Qué sería de la marea verde sin las camisetas verdes, o de la marea blanca sin las batas de los médicos ?….

Mientras los símbolos no sean “inultrajables”, creo que no están tan mal… además de ser un fantástico soporte publicitario…

No somos ni de izquierdas, ni de derechas… ¿ como UPyD ?

En un momento del encuentro alguien preguntó por la ideología, a lo que una de las compañeras “portavoz” respondió que “no somos ni de izquierdas ni de derechas… sólo queremos que nos devuelvan nuestros derechos”… (Ovación)...

 
Bueno… Si de lo que se trata es de diferenciarse de los partidos tradicionales, podríamos empezar por no caer en las ambigüedades de otras formaciones que no saben de izquierdas ni de derechas… Creo que la política no puede ser ambidiestra…

Ya sé que a algunos jóvenes esto de las izquierdas y las derechas les suena a la guerra civil… pero no estaría de más tener claro de qué lado estamos… más que nada por si un círculo, en el libre ejercicio de su toma de decisiones, decidiera ser de derechas mientras otro decidiera ser de izquierdas…. Ello supondría que no hay un “Podemos” sino un “sálvese quien pueda”, que no es exactamente lo mismo…
 

Cámbiate a ti mismo para cambiar el mundo.

Tuve la sensación de que buena parte de los asistentes se sentían satisfechos porque percibían un cambio social... aquello del "cámbiate a ti mismo para cambiar el mundo".



Lo que ocurre es que el problema del mundo no son sus ciudadanos, sino sus gobernantes... Y ello nos lleva a la necesidad de cambiarlos, cosa que no puede hacerse desde la abstención o desde el grito de "no me representan"... Lo siento... Discrepo con ese grito... Una cosa es decir "no me siento representado" y otra muy distinta decir que "no me representan", porque los que nos gobiernan "nos representan", nos guste o no, y no sólo eso, además toman decisiones que nos afectan.

Creo que los indignados que hoy se sienten representados por Podemos deben entender que "el cambio" pasa por conseguir que esa nueva "mayoría social" se convierta en "mayoría política", desterrando las viejas formas de hacer política... Y esto implica organización, implicación y "entrar en el juego", aunque no nos gusten sus reglas, ya que es la única forma pacífica de cambiarlas.


Seguro que me quedan muchas cosas en el tintero, pero como resumen de mis primeras sensaciones creo que es suficiente.

¿ Y ahora qué ?

A pesar de mi visión crítica, me he apuntado a un círculo comarcal y espero asistir a su primera reunión en breve, para ver si encuentro otras personas de mi municipio dispuestas o constituir alternativas políticas en lugares donde las listas de izquierdas brillan por su ausencia…

¿Podremos? …




 

jueves, 10 de abril de 2014

Sindicato, tecnología y comunicación.


Sólo hay que echar la vista atrás para entender que el modo en que nos informamos y nos comunicamos está íntimamente relacionado con la tecnología disponible en cada momento.

La generación de nuestros abuelos se informaba a través de la radio, cuando no existía la televisión o ésta era un privilegio al alcance de unos pocos. La generación de nuestros padres se informaba por la televisión, cuando no existía internet. Nuestra generación, en cambio, se ha venido informando principalmente por medios digitales basados en internet, entre los que recientemente ocupan un lugar destacado las redes sociales que, sin duda, son ya el principal medio de información de nuestros hijos.
 

En estas cuatro generaciones han existido unos medios transversales a todas ellas: los periódicos en papel, que –tal vez por ser los menos “tecnológicos”- se enfrentan a las mayores dificultades para reinventarse en un nuevo contexto digital.

Sin desmerecer el papel que aún juegan la radio, la televisión y los medios escritos, que sobreviven con mayor o menor dificultad en estos difíciles tiempos que les ha tocado vivir, todo apunta a que el fenómeno de las redes sociales y el inmediato futuro de la tecnología van a ser determinantes en la definición del modo en que nos informaremos y nos comunicaremos en los próximos años.

Por lo que respecta estrictamente a la comunicación, pocas explicaciones hay que dar sobre como la telefonía móvil está condicionando nuestro estilo de vida… Conceptos como “hacer una llamada perdida” o “enviar un sms” parecen ya obsoletos desde la implantación masiva de instrumentos como WhatsApp.

Son precisamente los dispositivos móviles los que están concentrando en un único instrumento tecnológico las utilidades de información y de comunicación que precisamos diariamente y que podemos “llevar encima” las 24 horas del día.

La prevalencia en el mercado de determinados instrumentos de software frente a otros resulta de una extrema fragilidad… Hace poco una caída del sistema de WhatsApp durante 3 horas provocó un trasvase masivo de usuarios a una de sus plataformas competidoras, como Telegram.

En este contexto a quienes nos dedicamos de uno u otro modo a la comunicación (en mi caso desde la vertiente tecnológica de la comunicación sindical) nos toca hacer aventurados pronósticos de hacia dónde va a ir el mundo para, en base a tan inciertas premisas, establecer estrategias comunicativas.

 
Por ello, volviendo al principio del relato, se hace difícil establecer un diagnóstico sin atender al futuro que nos depara la tecnología a corto y medio plazo.

Pero la tecnología no sólo está cambiando el “vehículo” de la información… también está cambiando nuestros hábitos, el valor que damos a la información e incluso el modo en que la información se genera.

Cuando abunda la información y son múltiples sus agentes, quien primero informa controla el mensaje.

Esta capacidad de la ciudadanía de “socializar”, por medio de la tecnología y las redes sociales, cualquier realidad noticiable nos lleva inexorablemente a la desaparición de los “medios” en el sentido literal de la palabra. No me refiero a la desaparición de los periodistas ni de sus negocios, pero sí a la paulatina desaparición del concepto de “medio”, como agente único y necesario para el traslado de la información a su audiencia.

Cuando los intermediarios se multiplican, aparece de uno u otro modo la competencia entre ellos. Esa competencia no tiene que ver con los negocios… Seguirá habiendo intermediarios profesionales de la comunicación y “personas que pasaban por allí cuando sucedió aquello”… Lo relevante, y ese es el cambio, es que ambos tienen la capacidad tecnológica y la red de audiencia suficiente para difundir el mensaje… Y es en esa nueva realidad donde aparece esa competencia entre agentes de la información y donde adquieren relevancia nuevos valores como la “inmediatez” y la “pluralidad”.

Tras una vida entera accediendo a la información gracias al medio que nos la cuenta, bajo una óptica y línea editorial concreta, hoy disponemos de centenares de “agentes” para cada hecho noticiable, que nos cuentan su punto de vista de manera inmediata y aportando pluralidad y color a la información.

La información se hace dinámica y, en ese nuevo contexto, el telediario de las 21:00 o la rotativa de las 05:00 se convierten en instrumentos obsoletos.

Sin aventurar el futuro, podemos ver claramente cuáles son las “tendencias” atendiendo a la situación presente y pasado reciente.
 


Esas tendencias nos dicen que en metros, autobuses y ferrocarriles cada día se ve a menos personas leer el periódico y más personas con un móvil en la mano… Nos dicen que los periódicos en papel están cerrando (por la crisis, dicen), o caen sus ventas, o caen sus directores… Nos dicen que cada día se venden menos PC’s y que las visitas a las webs caen… Nos dicen que el e-mail ya no se usa como herramienta conversacional desde la proliferación de herramientas para esa finalidad… Nos dicen que cada vez nos molesta más el spam y somos más selectivos con el correo electrónico que recibimos… Nos dice que los SMS ya sólo se usan para sorteos y para donaciones… Nos dicen que herramientas conversacionales como WhatsApp son consideradas como “intrusivas” cuando se abusa de ellas… Nos dicen que en el mundo de las apps hay mucho mercado, poca calidad y poco acuerdo en los estándares  de desarrollo…

Y en esta situación hay quien busca cual va a ser el “medio” del futuro…

La respuesta tal vez es que en esta nueva situación lo relevante no es el “medio”, sino el “mensaje”… Y el mensaje es “relevante” si su contenido lo es… Y el contenido del mensaje lo determina su fondo y el modo en que lo contamos.
 


Personalmente creo que las estrategias deberían centrarse en cómo contamos las cosas y en qué cosas contamos.

En el contexto del movimiento sindical, al que se acusa a menudo de estar anclado en metodologías del siglo pasado, existe una preocupación por “acertar” en la elección entre los numerosos medios y tecnologías a nuestro alcance…. Y en esa preocupación a menudo nos obsesionamos en buscar métodos alternativos para “informar”, de manera unidireccional y por un canal de “mensajería”… Así pasamos en su día de la circular al e-mail, de la revista en papel al boletín digital, del tablón de anuncios a la web.

Ante la multiplicación de canales y tecnologías, el sindicato se resiste a abandonar los medios tradicionales (revista, circular, envío a domicilio) ya que son los únicos que “llegan a todos los afiliados”… Por su parte el correo electrónico es más ágil y más barato, pero “no disponemos de todos los emails”… Por otro lado la brecha tecnológica entre sectores productivos (no es lo mismo el trabajador de la administración pública que el de la construcción) también ha tenido incidencia a la hora de decidir cómo informamos a los trabajadores.

Esos medios tradicionales (circular, revista, rueda de prensa), coexisten con otros más recientes (correo electrónico, web) y con los recién llegados (apps, redes sociales)… y la escasez de recursos obliga a elegir y a hacerlo bien.

En ese debate interno, creo, es donde descuidamos “el mensaje”, obsesionándonos por “el canal”… olvidando algo fundamental: el canal lo elige el receptor.

Estamos demasiado acostumbrados a “informar” a través de sistemas de mensajería, para que el mensaje “llegue”, sin reparar en la importancia del mensaje y en lo que pasa con él cuando finalmente “llega”…

Creo que debemos entender que algo trascendental está sucediendo, y es que los ciudadanos nos estamos acostumbrando a “auto-administrarnos” la información y a querer “interactuar” con ella…

Ante esa nueva y creciente realidad, no nos queda otra que preocuparnos por tres cosas:

(1)    Por abrir canales (todos los posibles)

(2)    Por emitir mensajes relevantes y bien contados

(3)    Porque nuestros mensajes “circulen” y “se propaguen” por esos canales, sin preocuparnos de “contar” a cuantos destinatarios les "llegan" sino del interés que despiertan.

Y para conseguir entender los mecanismos por los que ciertas  informaciones se propagan de manera viral y otras no, el lenguaje adecuado para cada canal, la información que requiere la ciudadanía y la que le interesa, etc, es preciso que nos empecemos a preocupar en serio por ESCUCHAR… y por hacerlo activamente.

El tiempo de administrar la información en vena ha pasado, para los telediarios, para los periódicos en papel y para el sindicato también. Hoy la información ya no “se envía”… “se socializa”.
 


Es momento de construir ofertas informativas relevantes y de interactuar con nuestra audiencia.

El sindicato “no es un medio”, es una organización social.

Los medios “informan”. El sindicato debe tener el listón más alto. No nos basta con “contar” las cosas que hacemos. Queremos implicar, convencer, movilizar… Y para ello precisamos ante todo escuchar para explicar mejor, convencer y movilizar.

De poco sirve a una organización social que sus afiliados “reciban información” si ello no revierte en una mayor movilización y participación en el proyecto común. Precisamos “interactuar” en el sentido más amplio… Y la interacción es recíproca y empieza con la escucha.


 

Cambia el lenguaje, pero también los objetivos. De la información a la comunicación. De los medios a los canales. Del destino al mensaje.

La preocupación por “el número de destinatarios” nos ha hecho perder de vista que los nuevos canales nos abren a una audiencia exponencialmente mayor.

Los métodos tradicionales de mensajería (correo, circular, email) nos permitían interactuar con nuestros afiliados o con los trabajadores de nuestras empresas… en definitiva con el mundo del trabajo… Las redes sociales nos abren un nuevo canal con la sociedad en general.

Hasta hace poco la web era el único canal entre el sindicato y la sociedad en general (aparte de la información que los medios se dignan publicar sobre nuestra actividad). Por eso siempre hemos querido ejercer “como un medio”… y algunos siguen encabezonados con ello, incluso ahora en que el mismo concepto de “medio” carece de sentido.

Pues bien, las redes sociales nos convierten (a todos) en un medio, o en agentes de la información… ¿Lo aprovechamos suficientemente? ¿Hemos adaptado el lenguaje interno a esa nueva audiencia?

Hasta hace unos años, los ciudadanos accedían al mundo del trabajo siendo auténticos “analfabetos sindicales”, sin saber qué es y para qué sirve un sindicato… Y durante años hemos educado en los valores del sindicalismo… Pero la realidad de este momento es muy diferente. Los “medios” (algunos) han emprendido una cruzada anti-sindical, alimentada desde las ideologías que subyacen tras sus editoriales, que está calando peligrosamente entre una generación de jóvenes que, en muchos casos, sufren una grave desafección por la política, por las instituciones y, porque en ese grupo nos sitúan, por los sindicatos… Y es por esa razón por la que en breve dejarán de llegar a las empresas “analfabetos sindicales” y nos empezarán a llegar personas con serios prejuicios contra el movimiento sindical.

De ahí la importancia de aprovechar esa nueva audiencia, de preocuparnos más de lo que contamos y de cómo lo contamos que de “a quien” y "a cuantos" se lo contamos… Escuchar más y hablar menos, pero más claro, más alto y mejor.

Dejemos de CONTAR y empecemos a CONTAR.


 
 
Carles Garcia
@nordicca